
Aveces me asusto de las cosas que puede llegar a sentir una persona, en un momento parece una cosa, a los cinco minutos parece otra, cuando te levantas al día siguiente no es exactamente lo mismo, cuando llega la noche vuelves a sentir algo y te duermes pensando y te vuelves a despertar solo y echas de menos, y no echas de menos y te arrepientes y te sientes mal, y te acuerdas de caras y te ríes y extrañas esos momentos, pero tampoco quieres volver a repetirlos en ningún otro lugar con ninguna otra persona porque sabes que nunca serían iguales.
Es un torbellino de emociones y sentimientos que se repite una y otra vez con pequeños cambios a lo largo del tiempo y al final lo que se repite una y otra vez es lo que permanece y se queda grabado para siempre en la memoria.
Cambias una y otra vez de opinión con respecto a un mismo asunto pensando que es lo correcto y lo que no, y luego piensas ¡qué demonios! y sopesas que es lo que quieres y qué importa más, lo que quieres o lo que debe ser y vuelta a empezar los pros los contras y todo lo contrario.
Como puedes ser así o ¿ acaso confundes las cosas ? Concéntrate en lo tuyo, mira solo hacia delante, ni siquiera hacia los costados.
Pero, no quiero ser como los burros...
Y el poder mirar hacia todas direcciones conlleva una responsabilidad, una carga más... Mirar únicamente hacia delante pueden hacerlo todos los burros, hacia todos los lados, no.
Todo esto a su vez provoca en el individuo un sentimiento monótono y le hace pensar que cae y recae en la monotonía, el aburrimiento, la indecisión permanente y la más o menos indiferencia.
Hoy ha sido el día en el que me he levantado sin pensar en nada, con una sonrisa en los labios, el sol dándome en la cara, una canción en la cabeza y un recuerdo de una noche que ha servido de paréntesis.
No voy a torturarme más el corazón.
Al menos, de momento.