
El odio no se puede fingir
¿Qué diferencia hoy de ayer?
¿De mañana?
Estoy tan cargada con bolsas
y sacos de arena que no tengo
ni una mano libre para
agarrarme a una farola si
resbalo con esta lluvia torrencial
que discurre calle abajo.
Tengo los labios rojos e hinchados
del frío, como cuando lloras
durante mucho rato, pero en
seco.
Debe ser esto, esta especie de dolor, de vacío,
lo que te queda
cuando la felicidad no
funciona.