Agobiado del propio resplandor y la propia miseria, necesitaba divinizar a alguien y te divinicé. No creo que haya ninguna salvación para nosotros. Pero tampoco la necesitamos. Volaremos unidos algún tiempo. Luego el mar y un albur actuarán en contra nuestra, o si a caso a favor de uno de nosotros. Es igual. Ambos habremos perdido lo imposible, o habremos ganado ambos de nuevo el sitio del que arrancamos a volar al comienzo. El vuelo habrá ocupado un tiempo siempre breve. Y será bastante. Necesitaba creer que eras el ángel...
En el fondo es igual: ya estoy contigo.
2 comentarios:
El vuelo siempre es breve y la caída espectacular.
No existe ángel capaz de sostener mi caída.
Divinicé a la suerte, a la mera trivialidad, y ella nunca es buena consejera.
Yo me caigo y me rio, en el fondo da igual qué hacer. Qué curioso...
La metáfora adecuada sería decir que quería soñar y la dosis alucinógena era demasiado amplia. Y aún siendo amplia, la ensoñación se esfumó, como sucede con toda suerte ambigua.
Un servidor no puede escribir si cree sentirse feliz. "Que grato problema."
Publicar un comentario