
Me levanté, como cada día, me vestí y salí a desayunar, tenía que entrar al baño, necesitaba lavarme la cara, pero estaba ocupado.
Volví a la cocina y comencé a ponerme un café cuando de repente escuché el cerrojo del baño y que inmediatamente después se abría la puerta, entonces me dispuse a pasar por el pasillo hacia el lavabo cuando todo se volvió confuso, ella comenzó a gritar de forma desgarradora y a mirarme. Al principio fue como un grito ahogado, ahogado porque la había pillado desprevenida y estaba tratando de gritar pero resultaba imposible pues no tenía mucho aire en los pulmones, pero cuando inspiró (que, no se cómo entre tanto pánico) consiguió emitir un segundo grito aun más desgarrador que el anterior, ¡y no paraba! que era lo peor solo hacía mirarme y gritar. Ella tenía la cara desencajada de miedo, como el hombre del cuadro de "El grito".
Yo era incapaz de articular palabra, pues de algún modo también me había pillado desprevenida semejante grito. Intenté decir eh, soy yo, pero fue imposible.
Hoy he dado el susto más grande de mi vida.
Volví a la cocina y comencé a ponerme un café cuando de repente escuché el cerrojo del baño y que inmediatamente después se abría la puerta, entonces me dispuse a pasar por el pasillo hacia el lavabo cuando todo se volvió confuso, ella comenzó a gritar de forma desgarradora y a mirarme. Al principio fue como un grito ahogado, ahogado porque la había pillado desprevenida y estaba tratando de gritar pero resultaba imposible pues no tenía mucho aire en los pulmones, pero cuando inspiró (que, no se cómo entre tanto pánico) consiguió emitir un segundo grito aun más desgarrador que el anterior, ¡y no paraba! que era lo peor solo hacía mirarme y gritar. Ella tenía la cara desencajada de miedo, como el hombre del cuadro de "El grito".
Yo era incapaz de articular palabra, pues de algún modo también me había pillado desprevenida semejante grito. Intenté decir eh, soy yo, pero fue imposible.
Hoy he dado el susto más grande de mi vida.